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ANN WIGMORE INSTITUTE – Mi experiencia en el Instituto de Alimentación Viva

Desde que empecé mi recorrido en el mundo de la alimentación crudivegana, sabía que no tardaría en poner mis pies en Aguadilla, pueblecito costero en el oeste de la isla portorriqueña. La Dr. Ann Wigmore, pionera en el uso de la hierba de trigo y alimentación viva, y quien superó vía tratamientos naturales diversas enfermedades entre ellas cáncer de colon, construyó este arropador centro en un spot paradisíaco, para ofrecer a su estudiantes, no solamente conocimiento sobre este estilo de vida, sino la oportunidad de desconectar, encontrar la paz y reconectar. Largos paseos en la playa, prácticas de yoga al amanecer y nuevas amistades de todo el mundo unidos por una misma causa: querer avanzar en el camino de la salud.

De hecho, en el instituto coincidí con persones muy diversas, desde pacientes con sobrepeso, jovenes con enfermedades autoinmunes muy complexas, pacientes con cáncer y muchos compañeros que “simplemente” buscaban su espacio, momento para descansar y reconectar con ellos mismos,  en definitiva,  sanarse emocionalmente.

La filosofía del instituto, un estilo de vida 100% a base de alimentos vivos, va al son de mi filosofía COME LIMPIO, aunque sería su variante más puritana y a la vez más restrictiva y a la que recurro y pauto a mis pacientes con condiciones tan severas como enfermedades autoinmunes, obesidad, lupus y cáncer. Cuerpos con altos niveles de toxicidad y con gran necesidad de depuración.

Los días en el instituto empiezan a las 5:30 am para tomar un buen vaso de agua con limón y saludar el día con una clase de “gentle yoga” en la aula de la playa. (Desde el día uno encontré el sitio perfecto para mi mat, justo enfrente de la ventana abierta, y aun oscuro en el exterior escuchando la brisa y las olas del mar… uno de los despertares más ricos del mundo.) A las 7:15 nos reuníamos todos en la terraza del mar para la sesión de hierba de trigo: 60 ml de zumo para beber, espuma del zumo para aplicar en la cara como mascarilla, y con la ayuda de un conta-gotoas, una gota en cada ojo para limpiar la córnea y un chorrito en cada narina para destapar la nariz y eliminar sinusitis y mucosidad. Sí sí… hierba de trigo por doquier! Y debo confesar que no pude tomarla todos los días, algunos días se me hizo muy duro y tan solo pensarlo me provocaba náuseas. Según los instructores era síntoma de desintoxicación, así que escuchaba a mi cuerpo y no comía nada hasta que así lo sentía.

La primera clase es a las 7:30,  donde Lalita, Caroline, Belkis o Kaylash nos impartían lecciones diversas, desde clases de nutrición, de prácticas depurativas como los enemas, cómo usar el trampolín, clases de respiración, crecimiento personal, cómo adoptar el LFL (Living Food Lifestyle), como cultivar y germinar brotes y microverdes en el invernadero, preparaciones culinarias en la cocina…Un buen repertorio de aprendizajes, cada día de lunes a viernes desde bien temprano por la mañana hasta las 6 de la tarde.

Los profesores relucen vitalidad. Lalita de más de 60 años, es pura ternura con corazón de niña, y aún y su edad, a penas se le veía una canita. Kaylash, vegetariano desde nacimiento y crudivegano desde hace ya unas décadas, nos maravilló al confesarnos su edad.

Poco le falta para cumplir los cuarenta y puede presumir de un físico de veintitantos. Dos muestras claras del efecto antioxidante y rejuvenecedor de este estilo de vida.

Y llegados hasta aquí os preguntaréis… ¿Y qué te dieron de comer? La base de la alimentación viva según la Dr. Ann Wigmore es la sopa energética, una sopa vegetal cruda a base de hojas verdes, microverdes, germinados de legumbre, alga, rejuvelac y un poquito aguacate, y a la que se pueden añadir toppings como papaya, chucrut, apio, cilantro, copos de alga dulse, limón, salsa de jengibre y crema de lino o chía. Esta sopa es el desayuno, el primer plató de todas las comidas seguido de una ensalada hecha de brotes, microverdes, lechuga, chucrut y algún tipo de grasa saludable como guacamole, salsa con base de coco, o queso de semillas, Y sí, también es el plató único y principal para cenar, a veces acompañado de alguna cracker.

Resultado y objetivo de este tipo de alimentación: facilitar y aliviar la digestión, restaurar la flora intestinal, alcalinizar el organismo y ofrecer al cuerpo tal abundancia de micronutrición (minerales, vitaminas, enzimas activos, antioxidantes, agua y fibra) que éste no debe gastar tanta energía en transformar y absorber los alimentos y dispone de todas la herramientas para poder focalizarse en sanar y reparar los tejidos.

Resultado real y que yo misma experimenté: todo lo mencionado arriba MÁS, piel muy limpia y suave, pelo brillante y fuerte, desinflamación y pérdida de peso, flexibilidad, claridad y agilidad mental, y lo más reconfortante y lo que más agradezco es la reconexión conmigo misma, poder entender y gestionar bloqueos emocionales y ser capaz de expresarlos con gratitud y desde el amor a quienes iban dirigidos.

Todos tenemos algo en nuestro interior que trabajar,  puede ser un largo camino pero nunca es tarde, lo bonito es reconocerlo, abrazarlo y empezar a caminar. Una alimentación tan limpia, pura y viva te ayuda eliminar capas de protección que construimos para protegernos tras males experiencias y que ocultan nuestra verdadera esencia para que esta, vulnerable, no sea lastimada. Para mi una experiencia personal preciosa que me ha aportado sensación de liberación personal y radiar un poquito más mi verdadera luz.

Si estáis interesados en conocer más a cerca del curso no dudéis en escribirme a info@carlazaplana.com, como embajadora del instituto puedo daros mi recomendaciones y opiniones más personales de manera individual.

Solo espero que tras leer mi experiencia os haya inspirado a seguir un estilo de vida más saludable, prestarle más atención a los síntomas y señale con los que se expresa el cuerpo, en cómo éste se comunica con nuestra mente y sobretodo a aprender a amarnos un poquito más.

PD: otra confesión, a la segunda semana del curso ya estaba echando de menos el ajetreo. Con lo energética y serena que me sentía…el cuerpo pedía marcha! 😉

CARLA ZAPLANA
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